La IA, mejor bajo tutela humana.
Las marcas quieren entender mejor a las personas y en ese punto el conocimiento humano es clave. La #IA está impulsando el avance pero sigo creyendo que la verdadera estrategia surge de la experiencia y no simplemente de la tecnología.
Cuando se lanzó el programa de Microsoft Excel en 1987, el primer pensamiento fue que desparecerían los contables de las empresas, lo mismo ocurrió con las calculadoras y los profesores de matemáticas. Viajando hacia el pasado muchos cambios disruptivos han provocado el pánico (imprenta, máquina de vapor, acero, electricidad, teléfono...), todos necesitaron décadas para desarrollarse.
Y lo cierto es que ninguno lo ha hecho con la rapidez de esta tecnología, que era emergente, y que ha emergido y nos ha superado en cuestión de meses. La velocidad de adopción y la profundidad del impacto de la IA es incomparable con lo vivido, redefiniendo industrias enteras en años en lugar de décadas.
La supervisión humana es clave para optimizar el potencial de la inteligencia artificial, la tecnología es y será siempre un medio e incluso podrá absorber tareas de análisis en segundo plano, pero la generación de insights es hoy en día territorio de los investigadores de mercado, es la única capaz de analizar el contexto y eso nos hace únicos.
Nuestra capacidad para interpretar los datos, con los matices y el contexto, o identificar sesgos hace que la intervención humana para interpretar y validar los resultados generados por la IA sea crucial. La creatividad humana, única en su tipo, junto con la IA, puede servir de catalizador para lograr grandes avances.
A eso unimos la necesidad de contraste, la IA tiende a fabular, tiene un rango alto de alucinación. Si se les concede demasiada autonomía, los sistemas de IA pueden llegar a conclusiones que parecen lógicamente válidas pero que carecen de una comprensión matizada. Puede llegar a ser el "perfecto mentiroso"
En esta línea puede llegar a pervertir el sistema, ya que se basa en el reconocimiento de patrones y tanto los datos como los algoritmos de entrenamiento arrastran e incorporan sesgos que pueden provocar puntos ciegos. De nuevo la responsabilidad humana está en no trasladar nuestros propios sesgos y en corregir los que detectamos en la IA.
Parece que la IA, según explicaba Yuval Noah Harari en su artículo en The Economist, ha hackeado el sistema humano, pero hay razones de peso para la esperanza. Es por tanto este un trabajo en equipo que establece ya una relación a largo plazo, un camino repleto de oportunidades donde su escalabilidad y eficiencia no tiene límites. Al igual que los datos sintéticos nunca existirían por sí mismos, el nuevo horizonte en esta profesión plantea una relación simbiótica que sólo acaba de empezar.
Surge por tanto una conclusión, primero personas, después tecnología. Apuesto por la fortaleza única de la creatividad humana + IA como acelerador.
Me he permitido la licencia de emular con el título a la famosa canción de Bob Marley, “No, Woman, No Cry”, en la que el cantante quería transmitir un mensaje de esperanza y resistencia frente a las dificultades. La esencia de "No Woman, No Cry" es un recordatorio de que, a pesar de los problemas, hay motivos para seguir adelante y razones para sonreír.
Everything's gonna be alright
Everything's gonna be alright
Everything's gonna be alright
So no, woman, no cry
No, woman, no cry
I say, oh little, oh little, darling, don't shed no tears
No, woman, no cry, eh
No, woman, no, woman, no, woman, no cry…